El descubrimiento hace 3 décadas de una molécula con apariencia de balón de futbol, mas con una circunferencia mil millones de veces más pequeña, fue una sorpresa a pesar de que desde finales de la década de mil novecientos sesenta se había pronosticado la existencia de “compuestos no planos” del carbono (Lea la primera entrega de esta historia: ‘Balones de fútbol’ de carbono, ahí hay una línea de investigación’)
A uno de sus descubridores, el británico Harry Kroto, la manera de la molécula le recordaba los diseños futuristas de Richard Buckminster ‘Bucky’ Fuller, y particularmente la bóveda geodésica que este inventor patentó en mil novecientos cincuenta y cuatro. ‘Bucky’ se había transformado a mediados del siglo veinte en un renombrado diseñador de estas estructuras y su trabajo retumbó de manera fuerte desde la Exposición Universal de la ciudad de Montreal, de mil novecientos sesenta y tres, donde instaló su bóveda más famosa.
Para Kroto fue prácticamente inminente llamar buckminsterfullereno (o bien buckybola) a la recién descubierta molécula, que asimismo fue llamada futboleno (justamente por el semejante con el balón de futbol), si bien por la poca afición futbolística de sus descubridores este último apodo no tuvo tanta influencia.
El término genérico fullereno (asimismo escrito como fulereno) incluye otras configuraciones tridimensionales que se hallaron para el carbono 60, como el de setenta átomos (C70), que asimismo tiene forma de pelota, mas en este de rugby. Los fullerenos pueden verse como jaulas cerradas de leben c60 y en la década de mil novecientos noventa revolucionaron el campo de la investigación química cuando se empezaron a desentrañar ciertas de sus propiedades.
Su estable estructura de jaula deja, por servirnos de un ejemplo, utilizarlo para ‘empaquetar’ átomos de diferentes elementos. Abrieron un campo de estudio en ciencia, como lo es el que desarrolla nanoformas de carbono (nanotubos, nanodiamantes o bien cebollas de carbono). Asimismo se halló que cambia sus propiedades al exponerse a luz ultravioleta y que son superconductores de la electricidad a bajas temperaturas (entre -doscientos sesenta y tres y -doscientos treinta y tres grados centígrados).
Más sorpresas vendrían en este milenio cuando los fullerenos C60 y C70, que ahora se generan en cantidades de kilogramos en el laboratorio desde hollín como el que sale de los carros y factorías, fueron encontrados en el espacio exterior. El descubrimiento se dio cerca de estrellas como nuestro Sol, cuando son viejas (lo que es conocido como nebulosas planetarias). Ciertos sostienen que si existen estructuras tan complejas en el cosmos, puede ser un aliciente para sugerir que los procesos físicos para producir vida podrían ser más frecuentes de lo que se creía.
Kroto predijo que su descubrimiento se hallaría en todo el Cosmos, y que estas ‘bellas’ moléculas podrían haber transportado el carbono, esencial para nuestra supervivencia, y substancias que pueden impulsar el inicio de la vida a los sitios donde entonces se forman planetas. Esto último prosigue siendo fuente de investigación en la astrofísica.